Existen dos visiones, prácticas, errores, que este posteo web rebatirá con un ejemplo.
Estos son:
* uno, el pensar que los estudiantes no tienen nada que decir y actuar en consecuencia, lo que lleva a prácticas áulicas en las que no se busca nada, no se espera nada. Una sucesión de clases se completa, por ende, en la absoluta intrascendencia. Ejercicios simples de copiado, resolución de consignas sin lugar a la interpretación, a la investigación, etc., porque, total, no les podés sacar nada, no hacen nada, no pueden hacer nada; y
* dos, el hacer decir, o intentar hacer decir a los estudiantes, lo que yo quiero que digan. Es el caso, afortunadamente menor, lamentablemente creciente, de quienes encuentran en las escuelas una trinchera. Entonces tenemos afiches, láminas y carteleras en las que yo les digo qué poner y cómo ponerlo, para que el resultado sea: vieron, qué comprometidos que están los chicos con tal cosa (igual que yo), o, no hay caso, este tema les interesa verdaderamente.
Desde estas columnas web se postula otra cosa: libertad antes que restricción, y, para ello, una pequeña fórmula, que llamo la otra opción.
El estudio de los adverbios no posee en sí mismo ni una riqueza ni una complejidad especial. Es un tipo de palabra que modifica a un verbo, a un adjetivo o a otro adverbio. En el análisis de oraciones, funciona generalmente como circunstancial. En cuanto a su forma, tampoco tiene variaciones para estudiar.
En caso de buscar una ramificación para profundizar, se pueden estudiar las formas latinas del lenguaje judicial, o ir directo a la literatura para verlo lúdicamente.
Una actividad posible es la poesía adverbial (de la cual no me arrogo su creación), y consiste en entregar a cada estudiante una determinada cantidad de adverbios (cinco, diez, quince, los que sean) para que con ellos construya un texto.
Escritura creativa es, también, resolución de problemas. Se debe encontrar una solución (construir un texto), con un material determinado (ciertas palabras). El camino que conduce a ese resultado se llama creatividad. (Dependiendo la solución a encontrar y los materiales a usar, podemos estar en lengua, matemáticas o ciencias, pero caminos hay en todos lados.)
La clase en cuestión (poesía adverbial es un espacio de medio módulo, no más de una clase) se dio en el año 2022. Una vez repartidos los adverbios, se explica la consigna, que, en principio, tiene como opciones: una poesía, un relato, un texto libre, incluso un texto de opinión.
Es en estos momentos donde siempre surge la otra opción. Se da cuando un estudiante pregunta si puede hacer otra cosa que se le ocurrió, que no está seguro que se adapte correctamente a la consigna (a veces ni siquiera puede explicar bien eso que quiere hacer).
Las respuestas incorrectas a esta pregunta son:
* atenete a la consigna; o directamente
* no.
Esto puede ocurrir por estar desatento y no captar la oportunidad, por pensar que se le está faltando el respeto a algo que se preparó con tiempo y concienzudamente, o por excederse en aquello de ser… estructurado.
La otra opción es, en escritura creativa, una opción que va a aparecer más veces de las que no. Cuando se preparan este tipo de clases, siempre, hay que dejar un último lugar para la otra opción, que a la hora de la preparación no existe (en la mente del que planifica) pero que a la hora de plantearla va a aparecer (en aquel/ella que va a ejecutar esa idea).
La estudiante en cuestión, Fátima, de hecho, planteó eso mismo. Que tenía una idea basada en un sueño pero que iba a desembocar quizá en algo “un poquito más largo”. La respuesta fue que procediera sin más. Ni siquiera hay que preguntar nada, porque es un momento clave en el que bulle una idea.
La resolución fue esta poesía, que excede y por mucho a un simple ejercicio con diez adverbios:
Ser misterioso
por Fátima (3º año)
antes de cruzarme con ese ser tan espeluznante
iba caminando felizmente por el bosque
perdido en mis pensamientos iba tranquilo
hasta que raros sonidos perturbaron mi paz
por culpa de mi curiosidad me fui acercando
entre más cerca, más oscuro
y entre más oscuro menos paz tenía
también esos raros sonidos que había escuchado
se iban intensificando
entre más cerca más escuchaba
y entre más escuchaba más deseo sentía
de ver el origen de esos extraños
pero bellamente llamativos sonidos
algo en mí me decía que parara,
que no siguiera que no siguiera por ese camino,
que lo que encontraría al final no sería algo bueno
pero una parte más insistente en mí
me rogaba, me pedía, suplicaba
que por nada me detuviera
de golpe pude ver una silueta
un ser que no se movía,
sin rostro ni nada
y al verlo mi cuerpo se paralizó.
hasta el día de hoy sigo sin saber
qué era esa extraña y oscuramente aterradora sombra
todos los días vago por ese bosque
que se encuentra solo acá:
en mi pensamiento
y en mi mente.
Luego de esta poesía, como suele decir Stephen King, se quedó con gasolina en el tanque y quiso seguir escribiendo y me pidió una nueva ración de adverbios.
Y salió esta otra:
Quiero escapar
por Fátima (3º año)
por más que no lo parezca o por poco que se vea,
siempre estoy corriendo
nadie me persigue y a la vez estoy escapando,
escapo de algo que no es humano
hay días en los que corro más rápido que en otros
quizás sea por miedo
quizás por querer ignorarlo
o por no querer aceptar
que no importa qué tan rápido vaya
o qué tanto corra
él siempre va a alcanzarme
lo peor es que esta es una cruel realidad
en la que no importa qué tan rápido corra
o cuán lejos vaya,
el pasado y los recuerdos
son algo de lo que no se puede escapar
aquí no importa cuán rápido
o qué tanto corremos
él siempre te va a alcanzar.
El nivel de escritura, sensibilidad, la metaforización de estas poesías es evidente. No queda más que disfrutarlas.
No es lo mismo, se decía en las prácticas del profesorado, escribir para que te pongan una nota que escribir para ser publicado. ¿Por qué no hacer una revista escolar?
Trabajar para que se publique periódicamente una revista escolar (idea de mi colega profesora Sonia Bacchetta) es, entre otras muchísimas cosas, un potenciador de producciones.
Inmediatamente a que la estudiante terminó con estas poesías, ya se incorporaron al siguiente número a publicar de revista Pequeña Bandera. Esto trajo consigo la posibilidad de buscar un ilustrador, que estaba en el banco de al lado, Elliot.
Las dos ilustraciones son realmente asombrosas.
Ilustración de Ser misterioso, en lápiz y tinta sobre papel:
Ilustración de Quiero escapar, en lápiz y tinta sobre papel:
Todo sobre la revista Pequeña Bandera Nº9 se puede ver aquí https://www.elviejodelengua.com/peque%C3%B1a-bandera-1/peque%C3%B1a-bandera-n%C2%BA9
Un año después, se crea el canal de youtube www.youtube.com/@PequenaBanderatv y las primeras dos producciones son en base a estas cuatro trabajos.
Aquí está el podcast 1:
Y aquí el podcast 2:
En la simplísima edición, contamos además con la espectacular lectura de la autora.
Ante una respuesta como “atenete a la consigna”, nada de todo esto hubiera existido.
Este posteo, si has llegado hasta aquí lo habrás notado, tuvo tres propósitos:
* primero, dejar claro que los estudiantes tienen muchas cosas para decir, y para ello hay que poner en juego aquello de escuchar y crear oportunidades para que ello pase;
* segundo, a la hora de planificar clases con instancias de producción (sea artística o no) dejar un espacio disponible siempre para la otra opción;
* y tercero, mostrarte que este tipo de ideas y proyectos son perfectamente replicables, y en ese sentido, lo que se hizo en la Escuela 3 Manuel Belgrano de San Luis, quizá te pueda servir a vos o a tu escuela.
Hasta la próxima.